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EL TRÁNSITO HACIA EL MULTICULTURALISMO
EN EL ECUADOR
CÁLAMO / Revista de Estudios Jurídicos. Quito - Ecuador. Núm. 1 (Julio, 2014):
embargo, como argumenta Anderson, estas políticas no fueron aun armas de un moder-
no Estado nacional, en tanto las concepciones ideológicas del nacionalismo les fueron
ajenas: “la última instancia de legitimidad era la dinastía y no el territorio” (1982, 34). La
construcción de una identidad nacional en torno al Estado-nación fue, pues, la principal
transformación respecto al monopolio de lo público que se avino con el proyecto de
la modernidad. De tal suerte, el argumento de Anderson conuye con el de Held en el
sentido de que la creación de identidades nacionales fue un proceso hasta cierto punto
“forzado” e implantado por las élites liberales que se dieron a la tarea de construir los Es-
tados–nación, toda vez que este objetivo tributó directamente a su consolidación.
Por otra parte, bajo la égida del liberalismo tomó cuerpo el triángulo de “soberanía-disci-
plina-gobierno” que remitió a la re-conguración del poder en el marco del modelo de desarrollo
fordista.1 Foucault demostró cómo el fordismo no solo produjo una serie de instituciones
mutuamente adaptadas, sino que, más bien, estas instituciones fueron un conjunto dis-
tintivo de mecanismos de regulación, aunque bajo un ethos común. Extensamente difun-
didas en la sociedad, estas pequeñas escalas de técnicas de coordinación organizaron
las relaciones en un nivel capilar (Fraser 2009, 119).
Organizando individuos, envolviendo cuerpos en el espacio y el tiempo, coordinan-
do sus fuerzas, transmitiendo poder entre ellos, este modo de gubernamentabili-
dad ordenó a un nivel primario las relaciones sociales de acuerdo con las lógicas
de control designadas por expertos. El resultado fue un nuevo modo histórico de
regulación social: el modo fordista, adecuado a sociedades limitadas a nivel nacio-
nal de producción y consumo masivo (Fraser 2009, 119).
Este modelo aanzó la postura liberal de homogeneización política, dentro de los límites
del Estado-nación, así como el proyecto político asimilacionista, entendido por Sánchez
como una política ocial que favoreció derechos iguales de los individuos, cualquiera que
fuera su origen étnico, pero desalentó o vio como algo anormal cualquier pretensión de
los grupos étnicos no dominantes a tener derechos colectivos (Sánchez 2010, 274). Pero,
como señala Stavenhagen (2001, 45), “el único problema de este modelo de organización
política fue que, a n de cuentas, solo unas cuantas naciones (Francia, Alemania, Italia,
y hasta cierto punto, Inglaterra y España), pudieron conformar sus Estados nacionales”.
En el contexto latinoamericano, la independencia de las colonias fue el marco den-
tro del cual las élites nacionales comenzaron este proceso forzoso de construcción de
los Estados, uno de cuyos pilares fundamentales fue el proceso de centralización políti-
co-normativa que ignoró toda la tradición de pluralismo político, jurídico, cultural, social
y económico que, aunque con un signo conservador, había sido promovida durante la
etapa colonial a través del régimen de las repúblicas duales.2
Durante la implementación de las repúblicas en América Latina se llevó a cabo el des-
montaje del modelo colonial de dos repúblicas en pos de la creación de una única y ho-
1. Fraser ubica al modelo fordista en el siglo XX, entre la I Guerra Mundial y la caída del campo soviético. Entiende
por tal un especíco modo de acumulación generado por el capitalismo, que tuvo como premisa la producción industrial
masiva, el consumo masivo de productos básicos y la empresa integrada verticalmente. Según la autora, el fordismo no
fue solo un modelo de desarrollo económico, sino un modus vivendi (cultural, social, familiar y político) (Fraser 2009,
118). En el Ecuador se puede ubicar la implementación de este paradigma desde la década de los setentas, con el boom
petrolero (Quintero, 1991).
2. El estudio de Thurner (2006) en el contexto latinoamericano muestra que durante el siglo XVI la metrópoli española
produjo “la invención jurídica de la nación dual” como política de segregación política-legal por nación y república en-
caminada a crear espacios de negociación institucionales. La potenciación de una nación yndica (de indios) y la defensa
de la nación española constituyó una modalidad de pluralismo legal de corte conservador, o “en sentido débil”, en tanto
estrategia para arreglar disputas surgidas dentro de la sociedad dominada y establecer derechos en relación a la propie-
dad y las obligaciones entre personas, y entre estas y el Estado.
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